PERSONAS + RENDIMIENTO + COMPROMISO = RESULTADOS
AYUDAMOS A SABER TRABAJAR MEJOR
El modelo de liderazgo autoritario y protector, tan arraigado en la cultura española, tiene que dar paso a un jefe colaborativo, que reconozca los logros obtenidos, que acorte las distancias de poder, que pregunte, escuche e incite a cualquier empleado a participar.
La situación económica exige más que nunca a las empresas contar con directivos que sepan cuál es la línea de actuación que debe seguir la compañía, y que lideren a sus equipos con directrices concretas y claras. La toma de decisiones es por tanto fundamental, pero ¿qué sucede si el jefe no lo hace?
Reunión de evaluación. Esta convocatoria habitualmente inquieta a cualquier empleado, porque a nadie le gusta ser el centro de atención y, sobre todo, si van a mirar con lupa cómo trabaja. Sin embargo, esta práctica es una oportunidad de mejorar el desarrollo profesional.
La mayoría de los jefes y empleados ven las reuniones de evaluación como un procedimiento tedioso, y esto ocurre porque ninguno de los dos va preparado con propuestas para su mejoramiento.
El exceso de tareas y un estilo directivo autoritario suben la temperatura en el trabajo y encienden la apatía, dejando al empleado reducido a rescoldos. Extinguir este fuego antes de que se propague es clave para recuperar un ambiente saludable… y más productivo.
Un sobrecito que avisa de la llegada de un nuevo mail; una llamada de teléfono; un compañero que nos pregunta o cuenta algo; el jefe que nos reclama «un momento»… El resultado: hemos perdido el hilo de lo que estábamos haciendo y la tarea se prolonga. ¿Te suena?
Cada vez que hay un asunto que tratar se convoca una reunión. Esta práctica tan extendida en las organizaciones es, en ocasiones, contraproducente: no se llega a ningún acuerdo, no se toman decisiones o los participantes no aportan su punto de vista…
El esfuerzo y salir el último de la oficina no le garantizan un puesto de trabajo. Nadie es imprescindible, pero si quiere conseguir que su jefe se lo piense dos veces antes de prescindir de su trabajo, estos consejos pueden ayudarle a ser el empleado 10, aquel que todas las empresas querrían mantener en su plantilla.
Pasar más horas en el trabajo no significa producir más pero, sin embargo, deja la conciencia tranquila cuando uno va para casa. Como si por hacer acto de presencia ya nos hubiéramos ganado el sueldo. Este fenómeno, conocido como ‘presentismo’, es cada vez más común en nuestro país y se ha visto muy alentado por la crisis.
En el trabajo, hacer lo que te manden sin cuestionarlo puede ser una válvula de escape muy útil contra el estrés, pero si se convierte en un hábito te llevará al hastío laboral y a la larga perjudicará tu carrera.
Si desde hace algún tiempo tu trabajo ya no te permite multiplicar tus capacidades y habilidades, ha llegado el momento de hacer balance y decidir si realmente es el puesto o la empresa que más te conviene.
Pasamos muchas horas al día en el trabajo, y elegir a nuestros compañeros es prácticamente imposible. No es cuestión de ser amigo de todos, simplemente buscar que no obstaculicen tu trabajo. Tipos de compañeros negativos y soluciones para lidiar con ellos.
Entrar a formar parte de un nuevo equipo de trabajo es algo retador. La acogida no siempre es buena, ya que el grupo puede percibirlo como una reestructuración y convertirse en una amenaza, por eso ganarnos su confianza es lo primero a tener en cuenta para alcanzar el éxito. Para ello conocer la cultura de la empresa es fundamental.
Huir al bar de al lado para hablar de asuntos laborales denota falta de confianza y miedo a las represalias en un entorno empresarial que no favorece la comunicación interna, la clave para la productividad.